sábado, 25 de julio de 2009

Cuento: PEPS (Adriana Alarco de Zadra)

AY QUE NO HAY
No hay ángeles
no hay dios
no hay cielo
no hay regreso
sin embargo
y sin duda
hay sueños como ángeles
hay miedos como dios
hay cielos como cielo
sin embargo
y sin duda
lo que no hay
es regreso.

(Contra los Puentes Levadizos 1965-1966)
de Mario Benedetti)




Solía levitar desde que era pequeña. Acostada en el lecho, dejaba volar mi fantasía sin confines, soñaba con otros mundos en otras dimensiones y me deslizaba en el aire tocando el techo con la nariz.

Ahora que lo recuerdo, no le he contado a nadie esta experiencia mía, esta cualidad, si quisiera llamarla así. Sé que mi madre me obligaba a bajar cuando flotaba por el dormitorio pero ella ya no está más conmigo. Tendría que contárselo a alguien que no me crea loca o algo por el estilo. El joven que está sentado delante de mi en el tren del Pacífico Sur tiene una cabeza enorme que seguramente le pesa sobre ese cuerpo diminuto. Cabeza de otro cuerpo....

- ¿Por qué piensas eso de mi? -pregunta repentinamente el pasajero, volteando y mirándome a los ojos.
- ¿Cómo sabes lo que estoy meditando? - me sorprendo a mi vez.
- Los pensamientos ajenos me llegan como una luz fugaz que luego desvanece.
- ¿Lees las reflexiones que tengo en mi cabeza?
- Sí. Pero no en este momento sino cuando divagas y no te das cuenta que he entrado en tu mente.

El joven se levantó y se sentó en el sitio vacío que había junto a mi. Yo estaba perpleja.

- ¿Cómo puedes hacer eso?
- De la misma forma, presumo, en que tú puedes levitar y pegar la nariz al techo del dormitorio.

Me asusté. Nadie sabe eso y cómo es que este joven desconocido con una cabeza que yo describí como descomunal pero que viéndolo de cerca no lo es tanto, puede saber lo que me sucede.

- ¿Cómo puedes saber eso?

Me he quedado sin vocabulario y repito lo mismo como un loro. Observo las dunas que parecen correr afuera de la ventana a gran velocidad. El tren disminuye la marcha por unos minutos. Acabamos de cruzar en diagonal, la nueva línea FAP, recién inaugurada, del Ferrocarril del Atlántico al Pacífico.

- Mi madre era ciega.
- Esa no es una respuesta. ?No quiero parecer despiadada, pero me fastidia que sepa tanto sobre mi .
- Podía mover los objetos.
- Yo también puedo mover objetos, fíjate.... - y antes de que pueda rechazarme, le quito la bufanda de rayas verdes y amarillas y la pongo alrededor de mi cuello. - ¿Ves?
- Yo entendía que mi madre podía mover los objetos con la mente.
- ¡Ah! ¿Si? ¿Y, por qué ahora no puede?
- Porque ella, como la tuya, no está más con nosotros.
- ¿Cómo puedes tú saber eso de mi madre?
- Hace poco lo estabas pensando...
 -¿...? 

Me quedo sin palabras por segunda vez. Es verdad que había pensado antes que mi madre no estaba más conmigo. Entonces, es verdad que este joven, cabeza de otro cuerpo, puede leer mis pensamientos. Lo dudo. Seguramente conoce a alguno de mis amigos cercanos. Pero, ¿cómo sabe sobre la levitación? Eso es un secreto que aparte de mi almohada, lo conocía sólo mamá. Misterio.
- ¿Conoces la Asociación PEPS?
- ¿Qué es?
- La Asociación para Personas Especiales, Peculiares y Singulares.
- No.
- Ya vamos a llegar. Si quieres te bajas conmigo y vamos para que los conozcas.
- Son especiales, peculiares y singulares?
- Sí. Como tú.

Estoy muy intrigada. ¿Y si es verdad que me lee la mente? ¿Será cierto que existe una Asociación con nombre de pasta dental? Quizás sea todo un engaño. ¿Me estará mintiendo? ¿Será él un tipo especial, peculiar y singular? Dudo un momento, pero tengo mi arma de rayo paralizador conmigo y él me ha enseñado su holograma de SER, el Servicio Exclusivo Representativo por lo que no debo temer ningún movimiento falso de él. Bien. He decidido averiguar sobre PEPS. Mientras tanto no tengo nada más que hacer. Mi Actividad Laboral Obligatoria no comienza hasta mañana porque hoy es mi día libre.

El tren ha recorrido 200 kilómetros sobre la costa desde que me dirigió la palabra el joven. Si ya nos estamos acercando quiere decir que la Asociación debe estar en los alrededores de la ciudad Austral. Tomaré el próximo tren para seguir a casa. A la velocidad en que viajamos no dudo que si me embarco dentro de un par de horas, lograré llegar lo mismo a mi destino.

No sabía en ese momento las consecuencias de una decisión tan repentina. La estación donde llegamos está vacía. No se ve a nadie alrededor. Bajo con el joven a la plataforma. ¿No será peligroso? ¿En qué me estoy metiendo? Sé que mucha gente desaparece y nadie los encuentra. Sin embargo, los del Servicio Exclusivo Representativo son los miembros escogidos de la Central.

- No te preocupes. Verás que en PEPS hay otras personas como tú y como yo.

Nuevamente me ha leído la mente. En medio de la neblina costera y de las nubes de arena levantadas por el viento de la tarde, se acerca un personaje extraño. Es demasiado viejo para los que acostumbramos a ver en la ciudad. Los ancianos desaparecen cuando les llega el momento de RODAS. Esto es lo que llaman Reconciliación, Ocio y Descanso por Años de Servicio. Creo que los envían a otro planeta. Como a mi madre.

- Bienvenidos ?dice el hombre acercándose a nosotros dos, con voz cascada e inusual.

Me apoyo al brazo del joven de quien hasta ahora no sé el nombre. Le devuelvo su bufanda rayada y pregunto:

- ¿Estamos en PEPS?
- Pronto llegaremos. Hay que caminar.
- No me has dicho cómo te llamas.
- Soy Gerom, mi querida Valia.
- ¿Cómo sabes mi nombre?

Sonrisas.
Mejor no pregunto.

-Gerom es mejor que “cabeza de otro cuerpo” - dice en voz baja mi compañero de tren.

Me sonrojo. No es agradable que anden rebuscando en tu cabeza y saquen a relucir tus más recónditos pensamientos.

- El anciano guardián se llama Lorio, - continúa, - él también es especial. Por eso sigue con nosotros. No lo mires a los ojos porque te hipnotiza. Sigámoslo.

Recorriendo un sendero en medio de rocas, cactus y lomas de arena, vislumbro un enorme edificio de piedra y adobe. Está detrás de una verja que se abre cuando nos acercamos y se cierra sola al atravesar el umbral. No parece peligroso el lugar. Todo está quieto como si estuviéramos un paso más allá del tiempo y de las cosas. En caso de que algo tenebroso se acercara, yo podría levitar voluntariamente como he podido hacer hasta hace poco tiempo, aunque siempre en mi dormitorio. Nunca lo he hecho al aire libre. Espero poder hacerlo si llegara a ser necesario. Seguimos caminando.

Al acercarnos oigo gritos y carreras dentro del edificio. En una ventana se ve un resplandor extraño.

- ¡Fuego! –grita Gerom, y se aleja corriendo.

Yo llego detrás de Lorio. Observo por la ventana que varios jóvenes se afanan con baldes de agua. Apagan el fuego. No debe haber sido un gran incendio pero es preocupante. Trato de no mirar a Lorio a los ojos pero entiende que me debe una explicación.

- Es Ignia -me comunica. -Ella produce fuego y energía eléctrica con los dedos.... A veces no se controla.

Sí. La verdad es que este lugar puede ser preocupante, peligroso y temible. Veremos lo que sucede pues la curiosidad que siento por conocer a las personas especiales, peculiares y singulares es muy fuerte.

La tarde va acercándose al ocaso y al fondo se descubre la playa inmensa, una extensión de arena tan larga que parece infinita. Pelícanos, gaviotas, cormoranes, golondrinas de mar revolotean en las cercanías. El rumor de las olas contra las piedras rodadas de la orilla es un susurro marino. Huele a mar. El aire está salado. Las nubes se desplazan como queriendo mostrar otro cielo más allá.

- No puedo quedarme mucho tiempo, Lorio. Mañana tengo trabajo, mi ALO... ¿sabes? Debo regresar.
- Puedes quedarte aquí, si quierees. Tú también perteneces a PEPS y tienes derechos. La Actividad Laboral Obligatoria, el famoso ALO, no te concierne si te puedes quedar a formar parte del grupo especial del Servicio Exclusivo Representativo.
- ¿Y, qué hago con mi vida?
- La sigues viviendo.
- ¿Aquí?
- Aquí y en todos lados.

Aquí... me quedo pensativa. El edificio no es temible. Es una construcción antigua con varias manos de cal, adornada de buganvillas rojas, blancas y moradas. Las persianas son azules y el campo alrededor es salado y arenoso. Los cactus ofrecen florecillas minúsculas y espinas enormes. Es un lugar solitario y agradable. No está lejos de la estación del tren. Veremos lo que encierran estas paredes llenas de grietas carcomidas por la sal. Gerom regresa sudado por el calor y el susto. Una muchacha de ojos muy oscuros y profundos lo sigue, escondiendo las manos en la espalda.

- Te presento a Ignia. Es muy joven y muy desordenada. A veces provoca incendios sin querer. Tenemos que vigilarla muy de cerca.

- Hola, Ignia.
- ¿Tú eres la que vuela?
- ¿Quién te ha dicho eso?
- No es ningún secreto. Ya lo saben todos, por Gerom. Cuando llega nos transmite las noticias. Le leemos el pensamiento.
- ¿...?
- Discúlpame si no me quedo a charlar, tengo que correr, - explica nerviosamente Ignia la incendiaria. Está muy preocupada y lo entiendo porque no es de todo el mundo producir desastres mayúsculos con las manos.
- Ven, Lorio, - le ruega al anciano, - ayúdame. Fanta se ha escondido en el espejo por el temor al incendio. Debemos hacerla regresar.
- ¿Gerom, quién está en el espejo? - pregunto sorprendida.
- No te preocupes, Valia. Fanta es así. Apenas se asusta, se esconde dentro de los espejos, pero luego aparece. Felizmente tenemos muchos por si acaso se rompa alguno accidentalmente para que pueda regresar a casa.

- Me ha dicho Lorio que puedo quedarme a vivir aquí.
- Puedes hacerlo.
- ¿En serio crees que podría pasar mi vida en un mundo detenido en medio de la nada?
- No estamos en medio de la nada sino en medio de un experimento extraordinario que ayudará a la humanidad.
- ¿Cómo así?
- Verás, Valia. Hay un grupo de hombres sin escrúpulos que roba a los niños en las ciudades.
- ¿Roba niños? ¿Para qué?
- Los venden. Enteros o en pedazos.
- ¡---!
- ¿Veo una lágrima?
- No me parece justo, ni verdadero, ni ...
- Es la realidad.
- ¿Qué podemos hacer nosotros?
- Cambiar las cosas. Hay varios aquí que transmiten su pensamiento o que escuchan, como yo, lo que la gente piensa. Viajan en el tren del Pacífico Sur o en el nuevo FAP, del Atlántico al Pacífico y se encuentran con muchas sorpresas. Estamos cerca de descubrirlos.
- ¿Qué hacer cuando se encuentren a los culpables?
- De eso se encargará la DAP.
- La División de Asuntos Policiales....Entiendo. Pero, ¿yo qué hago aquí?
- Tú levitas.
- En mi dormitorio.
- Con la práctica podrás hacerlo también al aire libre y voluntariamente. Serías una mensajera impagable. Nadie camina mirando hacia arriba y pasarías desapercibida. Puedes ayudar a muchos niños.
- Tengo miedo.
- A todos nos asustan nuestros poderes. - ¿Y, la del espejo?
- Ella viaja a otras casas, aparece en otros lugares. Escucha. Es una guardiana perfecta. Cuando alguien mira al espejo y la ve a ella, se asombra. A veces se asustan y los rompen, pero Fanta siempre tiene tiempo para regresar a casa, de espejo en espejo.
- Increíble.
- ¿Quieres formar parte de nuestro grupo de acción? ¡PEPS, para salvaguardar a los niños del mundo que sufren abusos y tormentos!
- Me quedo. Es una perspectiva emocionante poder participar en un proyecto tan altruista.
- Tienes razón. Debemos tener una razón en nuestra vida. No nos han dado estos dones y facilidades por gusto.
- Seré un guardián yo también, Gerom.
- Haces bien en aceptar. Si hemos nacido especiales debemos usar los poderes para el bienestar de los demás.
- ¿Y si no fuera así? ¿Existen otros como nosotros que se dedican a la maldad?
- Eso es cierto. Pero quienes usan sus poderes para dañar y pervertir y el grupo especial se entera, terminas en el CIP, o el Centro del Infierno Planetario.
- Eso es algo que yo no lo haría nunca, dañar y pervertir, y no sólo por el terror al CIP. Siempre quise ayudar y apoyar a los más débiles. Me quedaré.
- Haces bien. No te arrepentirás. Aunque debes saber que este es un camino que no tiene regreso. Si aceptas te quedarás para siempre.
- Aquí, en este rincón del mundo, trataré de aportar mi granito de arena para hacer la vida más agradable, más fácil, más justa, más tolerante para los mortales y sobretodo para los niños. ¿Me vas a presentar a los demás?
- Muchachos, ella es Floria. Tiene el poder de Levitación.
- ¡Gracias, Gerom, que has traído a una nueva recluta! Somos mejores cuando somos más.
- ¡Bienvenida, Floria!

En un lugar del mundo, cerca al mar océano, en medio de dunas infinitas y arenales, rodeados de cactus y de aves, existe un grupo de jóvenes altruistas con las más extrañas facultades. Pertenecen a la Asociación de Personas Especiales, Peculiares y Singulares que desean ser el motivo del cambio, de la renovación para llevar a todos los humanos y en especial a los niños, aquella tranquilidad de vivir, aquella serenidad y paz tan alejadas y olvidadas en los últimos tiempos en el planeta. Ellos son los Ángeles. Nadie los ve pero allí están. Quizás, alguna vez logres ver el tuyo.

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