Los primeros contactos que un lector latinoamericano suele tener con la ciencia ficción son cinematográficos. Ya sea uno consciente o no de estar viendo una película “de género”, es más fácil que primero vea una película, serie, DVD o VHS de ciencia ficción antes que lea un libro. De repente, el tema nos cautiva y se nos ocurre leer un libro de ciencia ficción. Digamos que se da un salto hacia el libro.
Y una vez dado el salto hacia el libro, es muy probable que éste haya sido escrito por Isaac Asimov.
Si con Asimov se enganchó con la literatura de ciencia ficción, entonces nuestro hipotético lector dará otro salto hacia otros autores. Y es muy probable que estos otros autores sean anglosajones. De Asimov pasará a Bradbury, Heinlein, Clarke, Silverberg, Card... la lista es larguísima. Es más que probable que, interesado en el tema, averigüe que existen los premios Hugo o Nébula, y que estos siguen vigentes. Tal vez se interese en saber quien ganó el último Hugo de novela o el Nebula de cuento.
Dará entonces el salto final: los autores “actuales”. Si lee inglés, la dicha es completa. Si no, pues a esperar las traducciones, y ahí la dicha deja de ser completa, o deja de existir. O simplemente, opta por leer lo que hay en el mercado, que varía según el país de iberoamérica en el que se encuentre. Pero, con mucho, gran parte de lo que leemos de ciencia ficción es de origen anglosajón. Clásico, nuevo, hard, pulp, ciberpunk, steampunk, ucronía, en fin, pareciera que el mundo de la ciencia ficción comienza y termina con autores angloparlantes.
¿Y donde queda la “otra” ciencia ficción? ¿La que hacen los españoles, los rusos, los chinos, los alemanes, los africanos, los franceses, en fin, los propios latinoamericanos?
Domingo Santos, Angélica Gorodischer, Angel Torres Quesada, José B. Adolph, Javier Redal, Juan Rivera Saavedra, Enrique Prochazka, Manuel Antonio Cuba, Sergio Gaut vel Hartman, Eugenio Alarco, Rafael Marín, Yoss, Daina Chaviano, etc. (por nombrar a unos cuantos)... ¿son parte de nuestro panteón de escritores favoritos o indispensables, o los incorporamos a nuestro acervo de lecturas como meras curiosidades para decir “acá (o allá) también tenemos autores de ciencia ficción”?
Claro, hay un problema muy importante que es la distribución (siempres y cuando nos limitemos a hablar de libros). Es más fácil encontrar, en cualquier país de iberoamérica, libros de Asimov, Tolkien, Herbert, Pratchett, Stephen King o J.K. Rowling, que libros de los autores ya citados. Tiene su ventaja ser publicado (y distribuido) por editoriales “grandes”.
Es difícil pensar, a mediano plazo inclusive, en tirajes amplios y distribución masiva de autores hispanoamericanos de ciencia ficción. Espero equivocarme, pero así es como parece que será el futuro.
Sin embargo, saliendo del ámbito del libro impreso en papel, tenemos que existe la internet como un vehículo para distribuir, y hacer conocer, obras de autores que hace unos años solo podrían sonarnos como ilustres desconocidos. Y ya que hablamos de “conocidos”, es de resaltar la actividad pionera de muchas páginas web de ciencia ficción, gracias a las cuales hemos sabido de autores que, como dije, de otra manera serían unos ilustres desconocidos.
Considero que una primera etapa ha concluído o está por concluirse: la etapa del descubrimiento de la otra ciencia ficción. No la mera suposición de que los demás “también” escriben ciencia ficción, sino la confirmación de que este “nuevo mundo” existe.
La pregunta es: ¿cómo empezamos a explorarlo?
Y una vez dado el salto hacia el libro, es muy probable que éste haya sido escrito por Isaac Asimov.
Si con Asimov se enganchó con la literatura de ciencia ficción, entonces nuestro hipotético lector dará otro salto hacia otros autores. Y es muy probable que estos otros autores sean anglosajones. De Asimov pasará a Bradbury, Heinlein, Clarke, Silverberg, Card... la lista es larguísima. Es más que probable que, interesado en el tema, averigüe que existen los premios Hugo o Nébula, y que estos siguen vigentes. Tal vez se interese en saber quien ganó el último Hugo de novela o el Nebula de cuento.
Dará entonces el salto final: los autores “actuales”. Si lee inglés, la dicha es completa. Si no, pues a esperar las traducciones, y ahí la dicha deja de ser completa, o deja de existir. O simplemente, opta por leer lo que hay en el mercado, que varía según el país de iberoamérica en el que se encuentre. Pero, con mucho, gran parte de lo que leemos de ciencia ficción es de origen anglosajón. Clásico, nuevo, hard, pulp, ciberpunk, steampunk, ucronía, en fin, pareciera que el mundo de la ciencia ficción comienza y termina con autores angloparlantes.
¿Y donde queda la “otra” ciencia ficción? ¿La que hacen los españoles, los rusos, los chinos, los alemanes, los africanos, los franceses, en fin, los propios latinoamericanos?
Domingo Santos, Angélica Gorodischer, Angel Torres Quesada, José B. Adolph, Javier Redal, Juan Rivera Saavedra, Enrique Prochazka, Manuel Antonio Cuba, Sergio Gaut vel Hartman, Eugenio Alarco, Rafael Marín, Yoss, Daina Chaviano, etc. (por nombrar a unos cuantos)... ¿son parte de nuestro panteón de escritores favoritos o indispensables, o los incorporamos a nuestro acervo de lecturas como meras curiosidades para decir “acá (o allá) también tenemos autores de ciencia ficción”?
Claro, hay un problema muy importante que es la distribución (siempres y cuando nos limitemos a hablar de libros). Es más fácil encontrar, en cualquier país de iberoamérica, libros de Asimov, Tolkien, Herbert, Pratchett, Stephen King o J.K. Rowling, que libros de los autores ya citados. Tiene su ventaja ser publicado (y distribuido) por editoriales “grandes”.
Es difícil pensar, a mediano plazo inclusive, en tirajes amplios y distribución masiva de autores hispanoamericanos de ciencia ficción. Espero equivocarme, pero así es como parece que será el futuro.
Sin embargo, saliendo del ámbito del libro impreso en papel, tenemos que existe la internet como un vehículo para distribuir, y hacer conocer, obras de autores que hace unos años solo podrían sonarnos como ilustres desconocidos. Y ya que hablamos de “conocidos”, es de resaltar la actividad pionera de muchas páginas web de ciencia ficción, gracias a las cuales hemos sabido de autores que, como dije, de otra manera serían unos ilustres desconocidos.
Considero que una primera etapa ha concluído o está por concluirse: la etapa del descubrimiento de la otra ciencia ficción. No la mera suposición de que los demás “también” escriben ciencia ficción, sino la confirmación de que este “nuevo mundo” existe.
La pregunta es: ¿cómo empezamos a explorarlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario