En 1989, Roger Corman dirigió una película con el mismo título, basada precisamente en esta novela. A grandes rasgos la adaptación es bastante fiel, al punto que existen escenas de la película que recién he podido comprender después de leer el libro. La novela de Aldiss es un homenaje a la que se considera la primera novela de ciencia ficción de la historia: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Wollstonecraft Shelley. Escrita en 1810, Frankenstein refleja de un lado el optimismo en la omnipotencia de la ciencia y la razón, aparentemente triunfantes en el siglo XIX, y de otro, el temor a que esa misma ciencia se salga de control y acabe volviéndose contra nosotros. Pese a los antecedentes librepensadores de Mary Wollstonecraft, está muy presente la idea de la "abominación" como resultado del orgullo del hombre que juega a ser Dios. Si Aldiss homenajea a Mary Wollstonecraft, ésta rinde tributo a John Milton. Frankenstein desencadenado consiste en la inserción de una realidad, la de John Bodenland, científico del año 2020, en una realidad alternativa en la cual coexisten Lord Byron, Percy Bysshe Shelley y Mary Wollstonecraft junto a Victor Frankenstein y su monstruo. La explicación a estas imposibilidades la da el propio Bodenland, cuando medita sobre su situación y decide que, después de todo, su presencia es tan imposible como la existencia de los personajes de Mary W. Shelley. Por cierto, Aldiss juega un poco con el lector, al que le lanza un guiño al respecto "quien sabe si Bodenland es un personaje en algún libro de otro mundo". La novela tiene dos momentos muy definidos: el primero, el viaje en el tiempo de John Bodenland desde la Texas del año 2020 a la Ginebra del año 1810, viaje que es ocasionado por un extraño fenómeno que está alterando la estructura del espacio-tiempo en la época de Bodenland, y que amenaza con expandirse en todas direcciones... Bodenland entra en contacto con Lord Byron, Percy B. Shelley y Mary Wollstonecraft, luego de atestiguar el juicio a Justine Moritz, quien ha sido acusada de asesinar a William Frankenstein, el hermano menor de Victor. En sus posteriores conversaciones con Mary, ésta se asombra de la existencia real de Frankenstein y su criatura. Bodenland asume la misión de acabar con la amenaza que representan el monstruo y su creador, y va a su casa a buscarlo. Tras unas lluvias torrenciales, mezcladas con el extraño fenómeno espacio temporal, John Bodenland vuelve a encontrarse con la criatura y con Frankenstein, quien le informa que ha iniciado la "creación" de una compañera para su monstruo. A mi criterio, es en esta parte de la novela donde se despliega mejor el genio creador de Aldiss, alterando a su gusto la historia conocida y dándole una conclusión abierta que, sin embargo, es fiel al espíritu de la novela de Mary Shelley. El enfrentamiento entre el protagonista y el científico ginebrino es un duelo de diálogos y de ideas, bastante curioso si nos ponemos a pensar que el universo de ambos personajes se está desmoronando. Bodenland tiene acceso al laboratorio de Frankenstein y a sus notas y apuntes, siendo sorprendido por el monstruo en una secuencia muy bien narrada. Aldiss se toma la libertad de describir al monstruo (mejor dicho, a los monstruos) a su manera, y creo que vale la pena reproducir su concepción:
"El croquis representaba a un ser humano. Los rasgos de la cara estaban apenas esbozados; los cabellos flotantes, y los órganos genitales, dibujados con mayor cuidado, revelaban que la figura era femenina. Las desviaciones de la anatomía humana normal aparecían marcadas en rojo. La figura dibujada tenía seis costillas extras, lo que acrecentaba considerablemente las dimensiones de la caja torácica. También el aparato respiratorio había sido modificado, de manera que el aire entraba por la nariz, como es habitual, pero salía por unos orificios detrás de las orejas. Un croquis de detalle, ampliado, mostraba la epidermis; aunque no pude interpretar los símbolos al pie, parecía que la idea era reducir la sensibilidad de la piel, eliminando de las capas más superficiales nervios y vasos capilares, desarrollando así sobre la carne una especie de membrana coriácea que haría a su dueño prácticamente inmune a las temperaturas extremas. El conducto genitourinario también había sido alterado. El sector vaginal estaba destinado exclusivamente a las funciones de la procreación; en tanto que en el muslo había una especie de pene rudimentario, por donde se expulsaba la orina. Observé este detalle con cierto interés, pensando cuantas cosas diría a un psicólogo acerca de los procesos mentales de Victor Frankenstein en esta época de su compromiso con Elizabeth."
Aldiss llega donde Mary W. Shelley no llegó, y culmina el proceso de crear una compañera para su criatura, un ser completamente viable. Si bien no es necesaria la lectura previa del "Frankenstein" de Mary Wollstonecraft Shelley para poder disfrutar de la obra de Aldiss, ésta sigue siendo recomendable, pues nos presenta un monstruo muy diferente al de las películas de horror.
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